Susana

Dios me regaló 2 hijas hermosas que representan para mi esposo y para mí, el milagro de la vida. Hace 3 años mi hija mayor fue internada en una clínica de la ciudad por problemas respiratorios y en un acto de amor decidimos llevar al segundo día de hospitalización a su hermanita Susana para que se dieran un GRAN ABRAZO DE HERMANAS.  Al llegar al área de hospitalizaciones pediátricas ubicada en el quinto piso, no hubo ninguna restricción para que ellas dos lograran verse y con gran ternura abrazarse.  Transcurrieron unos 40 minutos y llegó el momento en que Susy debía regresar a casa, y para esto dejé a mi pequeña en las manos de la persona en que podía confiar ciegamente el cuidado de cualquiera de mis hijas.  Ella se ubicó en el mismo lugar donde yo como mamá, estuve por más de 40 minutos sentada junto a Susana: en el primer escalón para subir por las escaleras al sexto piso.

Solo bastaron 2 abrazos y en el tercero Susy ya no quiso ningún otro, se soltó y se intentó recostar en el pasamanos, que en su apariencia se veía protector y con seguridad para niños, pero allí solo encontró el espacio perfecto por donde cupo su cuerpo completo hacia el vacío.  Hasta hubiera entrado una persona aún mayor.  Este suceso hizo que ese día estuviera marcado para siempre en nuestra familia y más aún para mí que soy su mamá.

Inicialmente Susana quedó viva, pero esto traería graves consecuencias a su salud.  Susy fue decayendo en su salud y finalmente terminó con muerte cerebral, de la cual no pudo sobrevivir por la magnitud de la caída. Susana caminó perfectamente para su edad desde los 8 meses, además tenía una motricidad fina y gruesa muy avanzada, era una niña muy tranquila y nos hizo disfrutar los mejores 19 meses de nuestra existencia.

Desde el pasado 16 de mayo cuando Susy hubiera cumplido sus 5 años de edad, decidimos tomar como propósito de vida, contar nuestra historia a través de una comunidad en Instagram llamada @susanasana16 con el fin de crear conciencia que las normas colombianas son muy laxas, pues este pasamanos en su apariencia estaba bueno, no presentaba ningún daño y llevaba más de 20 años en ese sitio; y si las constructoras pensaran en seguridad infantil siempre al momento de ejecutar sus obras, este tipo de accidentes fatales no tendrían que ocurrir.  Colombia necesita una ley que brinde protección a los niños desde el área de la arquitectura y construcción, que no permita omitir medidas que no cuestan mucho y que si salvan muchas vidas.